por: Jim Fitch, Publicado en la revista Machinery Lubrication.
La confiabilidad y la excelencia en lubricación son ciencias del comportamiento. Los rodamientos no sólo mueren; son asesinados por la gente. ¿Qué puede cambiar esta conducta? Se requiere sensibilización y conocimiento.
Imagine a dos pescadores que utilizan cañas de pescar en un río en el que hay truchas. Uno de ellos es un hombre de mediana edad, profesional, equipado con los equipos más modernos. Cuenta con una flamante caña y carrete de alta tecnología. Lleva puesto un chaleco de pesca deportiva con bolsillos para cada aparato y gadget disponible en el mercado. Su caja de moscas está bien equipada y perfectamente organizada, con cientos de moscas adquiridas en la tienda. Colgando en su espalda está su red de pesca mayor “lista para usar”. Aunque él se ve muy bien y trabaja duro en la pesca, no captura ningún pez.
El segundo pescador es un muchacho de campo. Su caña de pescar es simple y está desgastada por la edad. El muchacho se mueve en medio de la corriente del río con sus botas y pantalones cortos. Trae un escaso equipo dentro de una pequeña bolsa colgada a la cintura, que consiste principalmente de un surtido de ninfas y moscas que él mismo fabrica. Su caña de pescar está aparejada con un sistema básico de línea, guía y esclavina. Él selecciona, enlaza y lanza sus moscas con la habilidad de un artista. Trabaja en las corrientes y rápidos mientras acecha a su presa. Aunque sus herramientas son simples, su técnica es magistral. También trabaja duro en la pesca, pero en contraste con el primer pescador, atrapa muchas truchas.
Les cuento esta historia porque yo era el primer pescador. Estaba humillado y a la vez maravillado por la habilidad mostrada por el muchacho en el arroyo. Su ventaja no estaba en sus herramientas, su deseo, su capacidad física, ni en la suerte. Su don era el conocimiento adquirido durante años de práctica. El conocimiento permite una ejecución experta. Quienes tienen los conocimientos destilan confianza y toman la iniciativa. Es el ingrediente secreto que puede convertir a una empresa ordinaria en una organización de clase mundial.
Al igual que la pesca con mosca, la confiabilidad requiere de una gran habilidad. Usted puede tener todas las herramientas de la más reciente tecnología y tratar de hacer bien su trabajo, pero no hay sustituto para el conocimiento y la habilidad. Así como sus lubricantes y máquinas envejecen con el tiempo, los conocimientos también. Los métodos y técnicas se vuelven obsoletos y necesita renovarlos. La educación y el entrenamiento son los pilares de una cultura de confiabilidad.
Tristemente, en la mayoría de las organizaciones el entrenamiento parece ser un mosaico de actividades procedentes de diversos grupos e individuos. Estas iniciativas suelen carecer de enfoque, alineación, metas y, lo más importante, un propósito claro. El costo y el tiempo requerido pueden ser elevados, como lo son las oportunidades en caso de tener éxito. Sería irresponsable avanzar sin una dirección, una estrategia y una meta definidas.
¿Qué aporta esto para la organización? Se trata de generar valor para los accionistas, pero ¿cómo puede un plan maestro corporativo de educación aportar mayor valor? ¿Es sólo un mito? Numerosos casos de estudio sugieren lo contrario. Éstos son algunos de los beneficios:
- La educación es el cimiento de una buena confiabilidad. La gente quiere hacer las cosas correctamente, pero necesita saber cómo.
- La educación construye confianza. La gente tiene miedo de actuar y tomar la iniciativa si cree que puede cometer un error.
- La educación mejora la satisfacción en el trabajo y fortalece la retención del personal.
- La educación impulsa las iniciativas proactivas que reducen los costos y el tiempo muerto, al tiempo que dirige a la organización lejos del círculo de desesperación conocido como el mantenimiento reactivo o de falla.
- La educación reduce los errores humanos y la conducta como una causa de falla de la maquinaria.
¿Qué aporta a los empleados? Ellos son seres humanos con necesidades básicas y a menudo quieren lo siguiente:
- Mayor seguridad en el empleo.
- Mejor remuneración (después de todo, ellos son los guardianes de la confiabilidad de la maquinaria).
- Una posición o título digno (una aceitera es un lubricador, pero un técnico en lubricación es una persona).
- Un plan de carrera para lograr ascensos.
Añada conocimiento cohesivo a su plan maestro
Haga de la educación y las competencias en el trabajo un gran reto. El conocimiento y la habilidad deben ser apreciados, respetados, celebrados y reforzados. La educación y el entrenamiento deben ser un mantra constante. No cree islas de conocimiento; utilice la educación como herramienta de trabajo en equipo para unir a la gente con objetivos comunes y crear oportunidades para asesorarlos.
Los equipos trabajan mejor cuando combinan sinérgicamente habilidades y talentos para el bien colectivo. Motive a las personas a desarrollar habilidades únicas donde hay carencias. Deles acceso a herramientas de capacitación, recursos y programas de educación que promuevan estas habilidades. Incluya una biblioteca de libros, DVDs, pósteres, gráficos, software y publicaciones comerciales. Permita y facilite la participación en exposiciones, reuniones de asociaciones, conferencias técnicas, seminarios, webinarios, y actividades de aprendizaje y vinculación con otros colegas.
Cree un sitio de intranet para el intercambio de conocimientos y utilícelo entre las plantas y las partes interesadas en la confiabilidad. Compartan las mejores prácticas, consejos y casos de estudio. Desarrolle un programa organizado de mentores y coaching. Cree talleres“caseros” y eventos “prácticos” de capacitación. La lista de oportunidades para mejorar la formación de una cultura cohesiva es muy larga. Por último, haga que el entrenamiento sea divertido.