Gerardo Trujillo
La lubricación en esta década se ha vuelto cada vez más importante; no que no lo fuera antes, sino que recientemente la industria ha volteado sus ojos hacia la lubricación y ha reconocido que en muchos casos cerca del 80% de las fallas están ligadas de alguna manera con la lubricación. Evidentemente, dicho descubrimiento, hace que se busquen maneras más efectivas de realizar profesionalmente las tareas de lubricación, que a simple vista son rutinarias y elementales.
Desde la mirada inexperta y tal vez un poco desde un enfoque tradicional, ¿qué tan complicado puede ser bombear grasa a un rodamiento o rellenar un depósito con aceite? ¿Cuáles son esas habilidades extraordinarias que se requieren en el personal dedicado a la lubricación para desempeñar su trabajo? ¿Por qué pagar más a un lubricador o cuál puede ser la razón de educarlo y mucho menos certificarlo? ¿Para qué comprar esos dispositivos costosos de aplicación del lubricante, cuando se tienen contenedores y embudos que son duraderos y mucho menos costosos?, y podíamos continuar con una serie de razonamientos y argumentos en pro de conservar las cosas como están.
Para encontrar las respuestas, debemos analizar el problema desde una óptica microscópica. Cuando nos damos cuenta que la película lubricante que protege los componentes más delicados de la maquinaria de precisión actual, se encuentra en rangos de 3 a 10 µm (entre tres y diez micrones), y que una partícula sólida de esas dimensiones (invisible al ojo humano, ya que nuestra capacidad visual sin ayuda tiene un límite hasta los 40 µm) reemplaza la película lubricante para destruir la superficie de los componentes de la máquina, es cuando podemos entender el porqué nuestras prácticas actuales son quienes están dañando y destruyendo la máquina. Mi mentor JimFitch escribe en uno de sus cientos de artículos, que las máquinas no mueren simplemente, sino que son asesinadas por nosotros con nuestras prácticas de lubricación. Y eso es, justamente lo que hacemos al aplicar los lubricantes sin filtrar, manipularlos descuidadamente, aplicarlos a la maquinaria mediante dispositivos sucios, mantener las máquinas con respiradores y filtros inadecuados y decenas de prácticas de mantenimiento que comprometen el trabajo del lubricante.
¿Quién es el responsable de ese asesinato? El proveedor de lubricantes? ¿el almacenista? ¿el lubricador? Dice Edward Deming en sus textos acerca de la calidad total que no se culpe al músico por que ejecuta una mala nota en el concierto, sino al director de la orquesta que permite que eso suceda. Es el sistema el que debe ser desarrollado para que este error no ocurra. En realidad el problema de la lubricación tradicional es que no hay congruencia entre lo que pensamos acerca de lo importante que es la lubricación en la mente de los directores y gerentes de una planta con la manera en que se diseña y ejecuta el proceso de lubricación. Si hubiera congruencia, las máquinas vivirían más tiempo y la disponibilidad y confiabilidad serían mucho (pero mucho) mejores.
Si se desea mejorar la confiabilidad de la maquinaria, hay que ver la lubricación como una actividad relevante y convertir a quien tiene la responsabilidad de diseñar , gestionar y ejecutar las tareas en profesionales. Esto significa entender que el proceso de la lubricación inicia desde la selección de lubricantes de acuerdo al contexto operacional de la máquina (más allá de simplemente seguir las recomendaciones del fabricante de la maquinaria), controlar la calidad en la recepción, almacenarlo, transferirlo a contenedores de menores capacidades, gestionar el programa, ejecutar las tareas y las inspecciones, controlar el ingreso de contaminantes, y removerlos de manera efectiva y rápida, tomar muestras representativas, analizar el lubricante y diagnosticar y pronosticar su condición para disponerlo de manera amigable al medio ambiente.
El diseño basado en conocimiento – Son 28 áreas específicas las que se deben considerar en el diseño de una estrategia de clase mundial, aplicando conocimiento, tecnología, optimización y enfocando las tareas a la eliminación de causas de falla, la seguridad y la ergonomía.
La educación como factor del éxito – Para que el diseño de la estrategia de lubricación tenga éxito, debe ser complementada con educación y entrenamiento. Los lubricadores deben convertirse en técnicos en lubricación y tener un plan de carrera y certificación de competencias profesionales de acuerdo con las responsabilidades y habilidades del puesto. De esta manera se elimina la creencia de que la lubricación es una posición temporal dentro de la organización y que los lubricadores con experiencia deben ser ascendidos a posiciones de mayor jerarquía y sueldo (mecánicos). Al desarrollar el plan de carrera, cada uno de los técnicos en lubricación podrá hacer uso de la experiencia acumulada en sus tareas diarias y crecer profesionalmente hacia responsabilidades mayores (teniendo acceso a beneficios de salario y jerarquía) sin tener que dejar el área de lubricación. Esto significa una transformación de la estructura de recursos humanos y en varios otros aspectos como son el establecimiento de metas y recompensas.
La medición como el elemento de control – Cada una de las seis áreas del proceso de lubricación ha de ser medida a través de indicadores específicos. Algunos enfocados e la ejecución de las tareas y otros en las consecuencias de ello. La creación de tableros de control (BSC), ha demostrado ser de gran utilidad en la medición del desempeño y el cumplimiento de los objetivos.
La transición de la lubricación hacia la clase mundial requiere de hacer un alto en el camino y analizar el desempeño actual de los elementos que se incluyen en este artículo. Si ese análisis le muestra que hay oportunidades de mejora, no pierda el tiempo y comience de inmediato. Hay muchos beneficios para su organización y salve la vida de sus máquinas.
Este es mi punto de vista, estoy muy interesado en conocer el de usted.