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26
Abr

El TPM es Como un Virus de Mejora Continua

Por: Enrique Mora
Claro que hablamos de un virus muy positivo y nutritivo para las empresas que lo adoptan. Durante ya más de 20 años he tenido el agrado de trabajar con esta disciplina y tengo un sinnúmero de satisfacciones al respecto, y una gran pasión para implementarla y contagiar mi motivación sobre su esencia. El TPM promueve cooperación y armonía, y obviamente contribuye al progreso de las empresas.

Varias empresas mexicanas han sido ejemplo de éxito por la calidad de su gente y por las disciplinas derivadas de la Mejora Continua. Estas empresas pueden ser grandes o pequeñas; de reciente creación o haber estado en su industria por muchos años; pero lo importante es que han decidido competir en clase mundial y proveer una sólida fuente de trabajo e ingreso para miles de familias. Sus productos son muy variados: metálicos, plásticos, químicos, alimenticios, medicinales, y están presentes en casi todos los hogares, industrias y negocios en México y en muchos otros países. Hoy voy a compartirles el éxito de una de las empresas en que he tenido el agrado de colaborar…

Casos Excepcionales

Existen casos excepcionales en que las empresas han ido más allá de la ambiciosa meta de implementar TPM y Manufactura Esbelta.

Hace casi diez años una empresa comenzó sus esfuerzos de mejora continua y me satisface haber contribuido a preparar al grupo pionero con que se implementó su primer programa de TPM. En todo ese tiempo, obviamente, ha habido un gran número de cambios. Sin embargo, el TPM sigue siendo un foco de constante dinamismo que hoy está por derivar en grupos de trabajo auto-dirigidos (SDWT, por sus siglas en inglés), el más alto efecto de la cultura Kaizén. En los grupos auto-dirigidos, como su nombre lo indica, cada integrante es corresponsable del éxito de la operación y se promueve el compañerismo, lo que resulta en una respetuosa convivencia cooperativa en la que domina el liderazgo y la autonomía de los grupos, con lo cual cada individuo encuentra la oportunidad de aplicar sus cualidades, creatividad y buena voluntad.

Es un concepto muy elevado de integración en la que cada quien tiene el respeto y apoyo de todos sus compañeros, y todos cuentan con el talento de todos. Muy pocas empresas alcanzan este nivel de liderazgo y, obviamente, cuando se logra, es algo muy positivo que se contagia en todas direcciones.

No tengo la menor duda que este nuevo paso en la mejora continua, que hoy está emprendiendo la empresa a que me refiero, habrá de influir en muchas otras empresas de su región y de todo el país, que de esta manera se beneficiarán con estas disciplinas de clase mundial. Se requiere un gran esfuerzo y apoyo gerencial que sin duda lo hay, pues conozco de primera mano la dedicación y seriedad de sus directivos, con quienes he tenido el privilegio de trabajar por muchos años.

Los SDWT son equipos de trabajo, muy fuertes y competitivos, que establecen sus propios objetivos (alineados con la misión de la empresa), y desarrollan una sinergia de corresponsabilidad que no se detiene ante obstáculos que de otra forma parecerían insalvables. Es, en una palabra, todo un sistema, funcional y auto-sustentado.

La capacitación de estos grupos y su entrenamiento implica no sólo conocimientos técnicos, sino una preparación psicológica única, lo que les permite estar constantemente motivados para sostener el propósito en que están enfocando todo su esfuerzo.

Una Tarea Nada Fácil

Toda empresa que tenga como objetivo competir en eficiencia y efectividad en el competitivo mercado mundial, deberá comenzar a alinearse en este concepto que, como dije anteriormente, es el epítome de la cultura Kaizén. Obviamente, no estamos hablando de una varita mágica ni de una tarea fácil. No es un ungüento ni pastillas, ni se puede comprar ya hecho en ninguna parte. El liderazgo necesario para emprender algo así requiere de una gran integridad y formación cultural de parte de todos. Las empresas, para poderlo lograr, deben tener una misión muy clara-realista-aplicable. Esta misión debe ser vivida y compartida por todos y cada uno de sus integrantes.

Sí, no hay duda, es un gran esfuerzo, pero una vez logrado, los frutos son abundantes y la satisfacción llena a todos del entusiasmo que se necesita para seguir adelante, produciendo calidad y mejorando la economía personal, de la empresa y de la comunidad.

Sobre el Autor

Enrique Mora es consultor en sistemas gerenciales, con más de 30 años de experiencia. Puede localizarlo vía email en [email protected] Puede consultar sus artículos en www.leanexpertise.com